Simplificar los diálogos, no sobreplanificar y aligerar un corto, son tres puntos claves para que una "pequeña película" se haga menos aburrida. No se trata de la duración de un plano o del cortometraje, se trata de aprovechar nuestros recursos para que con lo mínimo, demos la máxima información. No hace falta ver a una persona cocinar desde 5 ángulos diferentes para saber lo que está haciendo, ni necesitamos que un personaje diga voy a hacer footing si le vemos salir de la habitación vestido para ello... en fin, optimizar recursos es clave.
Para no extenderme demasiado en mis reflexiones, os dejo la secuencia de apertura de Free Zone de Amos Gitai, un plano fijo de casi 9 minutos en el que a pesar de ver solo la cara de Natalie Portman llorando, recibimos más información de la que creemos y... adivinad... no se hace aburrido (perdonad que no estén los subtítulos en castellano).
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